Jamones y Mazmorras

Era mi última noche en los States. La ocasión merecía una convocatoria para echarse la penúltima antes de irme. El lugar escogido, el Ocho: un bareto que hay en Ballard donde tienen Estrella Damm y tapas. Para la última seguro que ya habrá tiempo otra vez. No falló ni uno de los que sabía que iban a venir. Ya sabéis, esos que están siempre. Si hay cerveza y buen ambiente de por medio, seguro que ahí los encuentras. Tampoco tenía muchas expectativas acerca de la noche. Era miércoles y la gente al día siguiente trabajaba, así que imaginé que sería algo tranquilo. Primera equivocación de la noche. Y es que cuando alguien abre la veda es difícil parar a la masa. Así que Dani, cada vez que terminaba con una cerveza, pedía otra ronda más. Daba igual que tú tuvieras la tuya a medias o simplemente le hubieras dado solo un par de tragos. Acto seguido aparecían botellas frescas en la mesa.

Consecuencias: acabamos con la Estrella fría del bar y con otra marca que ahora no recuerdo. Pero que no cunda el pánico, si en el Ocho no hay cerveza, nos vamos al Hazelwood que hay cocktails de los buenos. Y allí acabamos hasta que la camarera se cansó de nosotros y nos mandó a casa a dormir.

Conclusiones de la noche:

1) Cuando Belén va tocada no hay que dejarle pedir a ella. Le metió tal rollo a la camarera mientras hablaba ésta le sirvió un vaso de agua en lugar de la bebida que había pedido, comentándole que después de que se lo bebiera, ya seguiríamos hablando.

2) Isac es capaz de engancharse a hablar con cualquier personaje, personajilo, que esté dispuesto a darle conversación. El tema no es importante. Él sigue asegurando que ese señor con bigote que decía ser profesor de historia era la mar de majo. ¿Quién soy yo para discutírselo?

3) Cuando la peña lleva un par de tantos encima las tonterías, que ya son normales de por sí, alcanzan niveles insospechados. Pero lo de Albert es algo totalmente de récord. Es infatigable. ¿O acaso os creéis que el título del post se me ha ocurrido a mí?

4) Otra vez cerramos la noche los mismos de siempre: José, Belén y yo. Dios los cría y ellos se van de fiesta.

5) Por supuesto, cuando te dejas casi 400€ en cervezas, sin contar lo de después, las visitas al baño se hacen innumerables durante toda la noche. Al final te aburres de tanto mear y te haces algún autorretrato. Eso sí, después de lavarse las manos.

6) No hay que dejar que Dani pida cervezas.

Seguramente podría alargarme un poco más, pero creo que con esto es suficiente. Un abrazo a todos, gracias por la compañía y si eso ya quedamos un día de estos para echarnos, ahora sí, la última.