Pike Place Market (2ª parte)

¡Bienvenidos al mercado de los sueños!… Con permiso de La Boquería, por supuesto.

Como os contaba en la primera parte de esta entrada, lo importante en el Pike Place Market es captar la atención del cliente, y para eso se sirven de cualquier estrategia para embaucar a tus sentidos. Cuando entras en una tienda o simplemente pasas al lado de una de ellas, un abanico de colores y productos perfectamente colocados te conducen a lo inevitable. ¿Quién no se pararía ni que fuera a mirar? Y por supuesto si te paras estás perdido, puesto que en seguida te ofrecen alguna cosa para cautivar a tu paladar que te lleva a sucumbir a tu consumismo más irracional.

El tema de catar aceite parece que no, pero en cuanto mojas dos o tres chuscos de pan, no puedes evitar preguntarte a qué sabrá el siguiente. Si no que se lo pregunten a mis dos amigas aquí en la foto. Se estaban poniendo finas.

Los que me conocéis bien sabéis que tengo un punto un poco friki. Imaginad lo contento que me puse al encontrar una tienda de cómics en una de las plantas inferiores del mercado. Evidentemente no pude evitar entrar y deleitarme con lo que allí encontré. Lo más curioso: figuras de acción de personajes bíblicos y cerveza Duff.

La cerveza no la he probado, pero caerá. Seguro que algún día caerá. Aunque lo que me dejó sin aliento fue una sección con guiones originales de películas… en su funda de plástico y todo! Y allí, entre todos los demás, escondido detrás del guión de «La Comunidad del Anillo», estaba la joya de la corona: Star Wars.

Siguiendo con el paseo, las obligadas compras y un merecido tentempié en uno de los garitos del mercado, éste aún nos reservaba una última sorpresa. Justo debajo del Pike Place Market hay una calle que, de no ser por su pequeña particularidad en la decoración de sus paredes, pasaría totalmente desapercibida. Y no se trata de ningún grafiti. Más bien se trata de sus chicles. Decenas, centenares, miles de chicles de donadores anónimos se encuentran cubriendo casi la totalidad de una de las fachadas de la calle. Realmente asqueroso. Pero no deja de tener su gracia. Damas y caballeros, con ustedes el Gum Wall.

Si os ha gustado ya sabéis. La próxima vez en lugar de quedar en IKEA, pasamos la tarde de compras.